jueves, 7 de octubre de 2010

La ayuda de las plantas amigas

Jengibre y cúrcuma son especias con un potente efecto antiinflamatorio. La cúrcuma previene el Alzheimer y algunos tipos de cáncer.

Las plantas aromáticas mediterráneas se encuentran entre los ingredientes culinarios con más antioxidantes. Entre las más recomendables se encuentran –por orden– el romero, el orégano, el tomillo, la salvia, la hierbabuena y la menta.

El ginkgo biloba combate males relacionados con el deterioro de la circulación sanguínea, como el infarto cerebral, la degeneración macular, la impotencia y los zumbidos en los oídos.

El astrágalo se utiliza para prevenir los resfriados y la gripe debido a sus propiedades antivirales. Otra planta potenciadora de la inmunidad es la equinácea (Echinacea purpura).

Las setas shiitake, maitake y reishi previenen las infecciones y el cáncer.

El cardo mariano protege frente a las sustancias tóxicas con las que hemos podido entrar en contacto.

El ginseng ayuda a las personas mayores a adaptarse a los ajetreos de la vida –mejora el funcionamiento mental– y refuerza su resistencia general ante las enfermedades.












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Con mente y espíritu siempre jóvenes

MENTE ACTIVA

Las personas mentalmente activas conservan mejor sus facultades a lo largo de los años que aquellas que han tenido una actividad intelectual menor. La curiosidad por varios temas no sólo disipa el estrés –que suele ser fruto de la obsesión–, sino que mantiene entrenado el cerebro. Arreglar un desperfecto en la casa o poner una estantería sin duda estimulan el cerebro tan intensamente como un cálculo matemático complicado.

Cada persona tiene un tipo de inteligencia y debe dirigirla hacia lo que más le interesa. Las habilidades mentales pueden cultivarse a cualquier edad. La madurez es un buen momento. El tópico de que con los años se pierde capacidad intelectual porque las neuronas se van muriendo es falso. Al contrario, aumentan las conexiones entre neuronas, lo que significa un incremento de las habilidades intelectuales. Éstas permiten pensar con más claridad y actuar eficazmente, como prueban las personalidades que han alcanzado sus mayores éxitos durante la edad madura. Sin embargo, el número y la calidad de las conexiones dependen de si hemos ejercitado el cerebro o no, por eso conviene diversificar intereses.

Plantearse objetivos a medio y largo plazo es necesario para gozar de una personalidad equilibrada y organizar la vida cotidiana. Los proyectos pueden ser personales o compartidos. Pensar en el futuro, en lugar de en el pasado, es otra de las características de las personas que se mantienen en buen estado de salud durante muchos años.

ACTIVIDAD SOCIAL

Según un estudio realizado por gerontólogos de la Universidad de Harvard, desarrollar actividades sociales es por lo menos tan importante como el ejercicio físico o la alimentación. La conclusión del estudio es que los médicos deberían empezar a incluir el aspecto social, además del ejercicio y la dieta, en los planes de salud preventiva.

La conversación, el hablar y escuchar a los demás es quizá la manera más natural de poner en funcionamiento las neuronas. Hablar por hablar está bien, pero aún es mejor discutir en grupo la mejor manera de resolver un problema o realizar un plan. La participación en actividades con un fin social, ya sea organizar una campaña de solidaridad o montar una fiesta vecinal, propicia la ocasión de aplicar la inteligencia constructivamente y fomenta el contacto con gente activa de todas las edades.

La generosidad, el hacer algo por y con los demás, genera autoestima y sensación de integración en la comunidad. Se ha demostrado que los contactos sociales reducen los efectos perjudiciales del estrés a través de un refuerzo de la respuesta inmunitaria. Además, la actividad social facilita el establecimiento de relaciones amplias donde la ayuda mutua y recíproca, relacionado con un mayor índice de supervivencia en la edad madura, es posible.

APOYO EMOCIONAL

El bienestar emocional se complementa con el físico y el mental. Las relaciones emocionales positivas, con la pareja, la familia, los amigos, son fuente de salud. Esto es algo que todos podemos comprender intuitivamente, no obstante existen estudios científicos que lo corroboran. Para las personas que mantienen profundas relaciones de apoyo, el riesgo de muerte prematura es un 75 por ciento menor que el de las personas solitarias. Asimismo, las mujeres que cultivan amistades duraderas son menos propensas a contraer cáncer y, si se llegan a ver afectadas, tienen más probabilidades de sobrevivir. Los síntomas de menopausia y los dolores menstruales son agudos en las mujeres con poco apoyo emocional, mientras que pasan desapercibidos en las mujeres con amistades.

La idea de que amistad y amor afecta de manera importante a la calidad de la propia vida en el futuro quizá ayude a que prestemos más atención a estos sentimientos en el momento actual.












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Platos moderados pero nutritivos

Según una investigación realizada en la Universidad de Wisconsin (EEUU), una dieta que aporte 1.500 calorías ayuda a envejecer lentamente aportando salud.

Los alimentos naturales y menos manipulados proporcionan el máximo de nutrientes. El recorte de calorías se obtiene disminuyendo las grasas y las proteínas.

Las bayas han demostrado cualidades especiales contra el envejecimiento. Los arándanos mejoran la memoria reciente, el equilibrio y la coordinación de las personas mayores.

La vitamina E, que se halla en aceites virgen extra, frutos secos y semillas, es un potente antioxidante que previene la degeneración de los tejidos y protege frente al cáncer.

La vitmina C (kiwi, naranjas, acerola), la vitamina D (huevos y leche), el selenio (levadura de cerveza, legumbres), el hierro (yema de huevo, cereales integrales, legumbres), el calcio (productos lácteos, almendras, tofu) y el ácido fólico (verduras de hoja verde, naranjas, legumbres) completan la nutrición para la longevidad.










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Combatir la ansiedad

Es también una manera de mantener bajo control el estrés, auténtica amenaza para la salud. Ejercicios respiratorios, técnicas de meditación o masajes son recursos en los que profundizar si la ansiedad –un mal cada día más frecuente– se ha convertido en un problema. Un estudio realizado por la Universidad de Harvard sobre 460.000 personas ha demostrado que las personas que alcanzan mayor edad tienen sólo una característica en común: no se estresan, no se preocupan innecesariamente. Esta virtud, según el estudio, es más decisiva que la dieta, el ejercicio, los genes o cualquier otra variable.

El estrés crónico está ligado al envejecimiento porque reduce la eficacia del sistema inmunitario. El cuerpo dedica su energía a reaccionar ante una supuesta amenaza, a costa de los procesos que protegen la salud a medio y largo plazo. La consecuencia es que aumenta el riesgo de padecer enfermedades.

Alimentarse, ejercitarse y descansar sólo resulta eficaz si somos optimistas. Las actitudes negativas son un lastre. Desde luego, los comportamientos no se cambian fácilmente. A veces se hace necesaria una terapia larga y dolorosa. Pero ya se busque un cambio de tono o una revolución interior, se conseguirá más fácilmente si nos zambullimos sin más en el cultivo de las actitudes positivas: el humor, el gusto por la belleza y lo placentero, el perdón, la gratitud… Con la edad, deberíamos sentirnos orgullosos de ser más sabios y comprensivos con las debilidades propias y las de otras personas. Si además se da sentido a la vida haciendo cosas útiles para la comunidad, las probabilidades de vivir más años aumentan. Y aunque no fuera así, serán más alegres y plenos.







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No hay salud sin movimiento

Un estudio de la Fundación MacArthur ha demostrado que longevidad y actividad física van de la mano. El ejercicio previene la mayoría de enfermedades a las que se enfrentan las personas mayores: tensión alta, problemas del corazón, diabetes, obesidad y osteoporosis. Pero, además, tiene otros efectos sutiles. Uno de ellos es que provoca la secreción de endorfinas, sustancias que potencian las defensas y la sensación de bienestar. Otro valor añadido es que el ejercicio practicado con regularidad desde la juventud favorece la integración corporal. Así evita las caídas y las posturas desgarbadas que se adoptan con el paso de los años. No obstante, no vale cualquier tipo de ejercicio. De hecho, si es demasiado exigente, produce más inconvenientes que ventajas. Basta con practicar una actividad de tipo aeróbico –que haga trabajar el corazón y los pulmones y no sólo los músculos– durante 30 minutos diarios con una intensidad moderada, es decir, sin perder el aliento. Caminar a paso ligero, correr, subir escaleras, nadar o ir en bicicleta son ejercicios óptimos.

Con el envejecimiento, el cuerpo pierde masa muscular. Para compensar esta tendencia conviene realizar ejercicios con peso por lo menos desde los 40 años. En las series con pesas no importa tanto la cantidad de kilos que se levantan como las repeticiones y el ritmo, que debe ser lento. Es suficiente con dedicar una hora, dos o tres veces a la semana.

Además, no estaría mal realizar dos o tres veces por semana sesiones de método Pilates, yoga o taichí porque combinan los estiramientos musculares, la flexibilización de las articulaciones, el entrenamiento de los centros del equilibrio y la comunicación entre cuerpo y mente a niveles profundos.

El descanso es la otra cara de la moneda. Resulta imprescindible para que los procesos de autorreparación se lleven a cabo con éxito. Siete horas de sueño, si es posible en armonía con las horas de luz y de oscuridad, son obligatorias, aunque muchas personas necesitan ocho o nueve. Además, durante el día, se deben reservar momentos para la relajación. Después de comer o cada dos horas de trabajo, conviene hacer una paradita, aunque sean unos minutos.







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Suplementos, sí o no


La mayoría de expertos antiaging aconseja que se tomen algunos complementos, pero los estudios demuestran que, en general, los beneficios de los alimentos son superiores a los de los suplementos. La razón es que éstos son una copia simplificada del original. La vitamina E, tal como se encuentra en los alimentos está compuesta por ocho moléculas, pero la mayoría de suplementos proporciona sólo una. El efecto no puede ser el mismo. Sin embargo, incluso médicos que reconocen esta diferencia creen que las pastillas evitan las probables deficiencias.

El doctor Andrew Weil, defensor razonable de los complementos, recomienda en su libro Las fuentes de la eterna juventud un multivitaminas de calidad y algunas sustancias antioxidantes adicionales: la coenzima Q-10, cuya producción en el cuerpo se reduce con la edad, a razón de 60 mg diarios; el extracto de semilla de uva o de corteza de pino, para prevenir las enfermedades cardiovasculares, las cataratas y la degeneración macular (100 mg diarios); y el ácido alfa-lipoico con acetil-L-carnitina (de 100 a 400 mg por día), porque reduce el riesgo de diabetes y favorece el metabolismo.










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Oxidación y reloj biológico


El envejecimiento es la consecuencia de varios procesos. Uno de ellos se debe a la acción de los radicales libres, que se producen cuando las células transforman el oxígeno que reciben en energía. Cuando los radicales libres son demasiados, dañan las membranas de las células y su ADN, es decir, la base de información que rige su funcionamiento correcto. A partir de cierta edad, las alteraciones se aceleran y están relacionadas con la aparición de enfermedades. Este proceso se puede comparar con el desgaste que sufren las máquinas por su mismo funcionamiento, pero como se explicará más adelante, existen maneras de combatirlo.

Otra de las causas del envejecimiento es que las células van perdiendo su capacidad para reproducirse. Cada vez que se dividen se acorta una sección de ADN conocida como telómero, hasta que se hace tan pequeña que no puede crearse una nueva célula. Además, la célula muere y se convierte en un deshecho que interfiere con las compañeras aún sanas. No se puede detener este reloj biológico inexorable. Sin embargo, es posible reducir el ritmo de división celular, o sea, hacer que el segundero vaya más despacio.

¿Cómo se puede frenar la división celular y los radicales libres? Una dieta que proporcione todos los nutrientes esenciales, así como una variedad de agentes antioxidantes, es fundamental. Para reducir el riesgo de deficiencias es necesario consumir al menos siete raciones diarias de frutas y verduras, la mitad frescas. Estos alimentos también proporcionan fitoquímicos con capacidad para estimular el funcionamiento del sistema inmunitario.

Aunque se conocen muchos agentes antioxidantes, los más destacables quizá sean las antocianinas y los carotenoides. Las primeras, que se hallan en los vegetales rojos, púrpuras y verdes, protegen todos los tejidos del cuerpo contra el efecto degenerador de los radicales. Previenen las enfermedades del hígado, el melanoma, la diabetes y las dolencias neurológicas, entre otras.

Los carotenoides, un grupo compuesto por unas 600 sustancias presentes en los vegetales de color amarillo, naranja y rojo, protegen específicamente ciertos tejidos corporales: la luteína de la lechuga protege la retina, mientras que el licopeno del tomate es benefactor para la próstata y la mucosa oral.

Otras sustancias fitoquímicas interesantes son los compuestos azufrados de las coles, las cebollas y los ajos, de demostrado efecto anticancerígeno, o la epigalocatequina del té verde.








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Una vida larga y sana


Se puede cumplir años sin perder calidad de vida. Los ingredientes del codiciado elixir de la juventud son alimentos sanos, ejercicio y actitud vital positiva.

La palabra antiaging –antienvejecimiento– tiene el éxito asegurado. Adorna portadas de libros y revistas, productos cosméticos, suplementos nutritivos y tratamientos en centros de salud. Llega de Estados Unidos, donde su popularidad se multiplica por cien y donde se ha creado incluso una Academia de Medicina Antienvejecimiento con todos los honores científicos. Pero el éxito no oculta las contradicciones del antiaging. ¿Acaso es posible luchar eficazmente contra el envejecimiento? ¿Es, incluso, una idea saludable?

Cierto es que la humanidad ha buscado siempre el elixir de la eterna juventud. En nuestros días ha tomado la forma de una medicina que recurre por igual a las tecnologías más sofisticadas y a las terapias naturales. Además, la medicina antiaging se caracteriza por un alto grado de personalización. La edad que importa no es la que viene en el documento nacional de identidad, sino la que indica el estado de los tejidos y sistemas corporales. Por eso, se proponen un gran número de pruebas diagnósticas que evalúan a fondo el estado del organismo y permiten diseñar tratamientos adecuados.

Parece una buena estrategia, pero no todos los expertos están de acuerdo en la utilidad de todas las pruebas ni en la interpretación de los resultados. Los críticos aseguran que suelen descubrirse desajustes y peligros donde no los hay, y que muchos de los remedios no han demostrado su eficacia. El antiaging triunfa en una sociedad que adora la juventud y rechaza la vejez y la muerte, pero toda la ciencia del mundo no puede detener el natural envejecimiento. Parte del arte de vivir a cualquier edad implica asumir el paso de los años con sus ventajas y desventajas, y hacer lo necesario para que el organismo funcione a pleno rendimiento sin que se deteriore más de lo inevitable.


¿Cuánto podemos vivir?

Está en nuestras manos vivir muchos años, pues ya se conocen bastante bien los factores que ayudan a prolongar la vida. La mejor noticia es que los años de vida no están escritos en los genes, ya que éstos condicionan la longevidad sólo en un 25 por ciento. Es decir, disponemos de un 75 por ciento de libertad de acción para ganar años a través de la alimentación, el ejercicio físico y, sobre todo, la actitud vital.

¿Cuántos años podemos esperar vivir? Algunos expertos aseguran que sería posible alcanzar los 130 o incluso 150 años si el cuidado del cuerpo fuera perfecto. Sin embargo, otros opinan que no está en nuestra mano superar por mucho los 120, edad que han alcanzado los seres humanos más longevos. Por ahora, los hombres españoles alcanzan una media de 73 años y las mujeres de 81, lo que nos sitúa entre las naciones con mayor esperanza de vida, pero existen poblaciones más longevas. Los japoneses atribuyen su larga existencia al pescado, al té verde y al miso. Los legendarios hunzas, que viven en las montañas del Himalaya y alcanzan con facilidad los cien años, siguen una dieta abundante en verduras y beben agua pura. Más cerca, en un pueblo de Italia, Campodimele, la proporción de centenarios es tan elevada que ha atraído la atención de los estudiosos. Los centenarios del pueblo atribuyen su salud al aire puro y a los ajos y cebollas que adornan todos sus platos, cocinados de manera sencilla y tradicional, únicamente con verduras, hortalizas y frutas de la temporada, y los quesos y aceites artesanales. Investigadores de la Universidad de Roma añaden el ejercicio constante a lo largo de toda la vida –el pueblo está lleno de pendientes y escaleras– y el apoyo familiar.


Prevención básica

Un estudio de las universidades de Duke y Yale concluye que se podría vivir una media de cien años si se controlaran los niveles de presión sanguínea, colesterol y azúcar a partir de los 30 años.

La hipertensión aumenta el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares –una de las principales causa de muerte en nuestro país–, por lo que si las mediciones superan por poco los 120 mm de máxima o los 8 mm de mínima, se hace necesario perder peso, realizar más ejercicio, practicar alguna técnica de relajación y tomar alimentos ricos en calcio y magnesio.

Otro factor de riesgo es la obesidad mórbida, no el ligero sobrepeso, que, según varios estudios, puede incluso alargar la esperanza de vida. Cuando el exceso se sitúa en unos 45 kg, se multiplica la probabilidad de sufrir enfermedades cardiovasculares, diabetes, osteoartritis y cáncer. Como perder kilos es difícil, conviene prevenir haciendo ejercicio, siguiendo una dieta que proporcione las calorías justas y, si es el caso, buscando las razones emocionales o metabólicas que pueden estar detrás de una tendencia persistente a engordar.


NO SÓLO EL COLESTEROL

Un indicador tradicional de peligro es el colesterol, aunque el análisis de los niveles de HDL (bueno), LDL (malo) y total debiera ampliarse con la medición de la homocisteína, los triglicéridos y la proteína C reactiva para hacerse una imagen real del auténtico riesgo. Estos análisis pueden revelar inflamaciones que en sus etapas iniciales pasan de-sapercibidas, pero que están relacionadas con el asma, las enfermedades autoinmunes, la esclerosis múltiple, el intestino irritable, la enfermedad de Alzheimer, el Parkinson, el cáncer y otras enfermedades relacionadas con el envejecimiento.

El origen de la inflamación silenciosa que con el tiempo deviene en todas estas enfermedades está en la dieta. Para prevenirlas se aconseja, en primer lugar, reducir la ingesta de grasas omega-6, que se hallan en el aceite de girasol y de maíz, en las margarinas y en los productos de bollería, salsas y todo tipo de platos preparados que contienen grasas vegetales. En cambio, conviene consumir ácidos grasos monoinsaturados –en el aceite de oliva y el aguacate–, y omega-3, que se hallan en el pescado azul, el aceite de lino y cáñamo y los productos lácteos de animales que se alimentan con pasto fresco.

Por otra parte, es bien sabido que los hidratos de carbono de absorción lenta, como los contenidos en los cereales integrales, las legumbres y las frutas, son preferibles para mantenerse sano que los de absorción rápida, como los que se encuentran en los alimentos elaborados con harinas refinadas, los refrescos, el azúcar, los dulces o las patatas fritas. Con estas medidas dietéticas el riesgo de padecer diabetes se reduce enormemente.

Con el paso de los años, muchas personas experimentan una tendencia a consumir menos cantidades de alimento. Por otra parte, la eficacia del organismo para extraer algunos nutrientes disminuye. Por tanto, en esta etapa de la vida es más importante que nunca elegir alimentos con una alta concentración de nutrientes.












Natalia de la Torre


domingo, 22 de agosto de 2010

Los Aditivos Alimenticios


Un aditivo alimentario es toda sustancia que, sin constituir por sí misma un alimento ni poseer valor nutritivo, se agrega intencionadamente a los alimentos y bebidas en cantidades mínimas con objetivo de modificar sus caracteres organolépticos o facilitar o mejorar su proceso de elaboración o conservación.

Ciencia al Cubo


Hablando con científicos



El Barrio










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sábado, 7 de agosto de 2010

BEBES

Cómo calmar el dolor de los bebés

Si se está dando de pecho, es posible que el niño tenga dolor de barriga por algo que ha comido la madre. Como en la dieta recomendada en el apartado “Tratamiento adecuado”, hay que vigilar los lácteos, el chocolate, la cafeína, el melón, el pepino, los pimientos o los zumos de frutas cítricas. Si descubres alguna de estas sensibilidades en tu hijo, debes dejar de consumir este alimento durante toda la lactancia.

Si lo que tiene tu hijo lactante son gases, también deberías eliminar la col, la coliflor, las coles de Bruselas, las judías secas, las cebollas y las legumbres.

Un exceso de alimentos crudos en la dieta de la madre puede provocar dolor abdominal en niños lactantes. Es conveniente comer mayor cantidad de alimentos cocidos que de crudos. Por otro lado, los frutos secos son uno de los mejores alimentos, ya que ayudan a formar leche materna.

En los bebés alimentados con biberón, se habrá de tener especial cuidado con diluir bien los biberones, porque de lo contrario pueden dar lugar a intensas molestias abdominales. Si con una buena dilución persisten, prueba a cambiar la marca de la papilla y dale sólo alimentos naturales.

Las sopas de cebolla o de ajo, sin grasas, calman la zona digestiva.

Para el estrés:

Haz un masaje abdominal siguiendo la dirección de las agujas del reloj con un aceite o con una crema de masaje.

Pon una bolsa de agua caliente en la barriguita. El calor es muy agradable en la zona abdominal y ayuda a relajar y calmar los músculos que puedan estar contracturados.

¿Has ayudado al niño a hacer un eructo después de comer? Los golpecitos en la espalda no son ninguna tontería si queremos avacuar un aire atrapado en el estómago.

Haz la bicicleta con el niño. Estíralo sobre la espalda y, luego, mueve sus piernas en forma de pedaleo. Esto hace que la parte final del intestino se mueva y evacue todo aquello que está produciendo dolor.

Vigila el ambiente a la hora de comer. Crea una atmósfera calmada, sin películas de tiros, ni música fuerte, ni gritos en la comida, ya que esto puede provocar una indigestión nerviosa.

El niño debe comer siempre en posición vertical.

Los lactobacilos son útiles tanto para niños como para personas adultas (ver el apartado“Tratamiento adecuado”).


PLANTAS MEDICINALES

La manzanilla es, sin lugar a dudas, la primera planta que debemos elegir para el dolor abdominal, a partir de los 40-60 días de vida. En los lactantes se preparará la infusión diluida, administrándola a cucharaditas, mientras que en las personas mayores se pondrán una o dos bolsitas, o bien, de una a dos cucharaditas de la planta por taza de agua y se tomarán dos o tres veces al día. Tiene un notable efecto relajante y alivia las flatulencias.

El hinojo, el anís o la alcaravea son plantas carminativas y están más indicadas cuando el problema principal son los gases. Se toman solas o en combinación con otras plantas digestivas y hepáticas, como la manzanilla o el boldo. Las plantas carminativas, de muy agradable sabor, estimulan, además, la producción de leche, por lo que estarán indicadas en los cólicos del bebé y de la madre.

La menta o el poleo menta son, en cambio, estimulantes digestivos; es decir, aumentan la secreción gástrica y facilitan las indigestiones debidas a déficit de funcionamiento del sistema digestivo. En aquellos casos en que no parecemos digerir o se nos repite la comida constantemente, pueden estar indicadas las plantas de la familia de la menta.

El palo de regaliz es un remedio singular y de muy agradable sabor para la gastritis y la acidez. Por su acción similar a la hormona aldosterona, no se recomienda su uso en la infancia o en grandes cantidades ni durante largos periodos de tiempo, ya que podría subir la tensión arterial y provocar retenciones de líquidos. Si padeces alguno de estos problemas, consulta con un profesional acerca de la idoneidad de la regaliz.

Todas las plantas aromáticas utilizadas en cocina participan de una acción digestiva: el romero, para el hígado; el tomillo, la mejorana y la ajedrea, para los empachos; la albahaca y el estragón, como plantas sedantes digestivas.

EL TRATAMIENTO ADECUADO


No sólo es importante lo que comemos sino también cómo lo hacemos. Éstas son algunas recomendaciones.

Dieta adecuada. Los lácteos, el chocolate, la cafeína, el melón, el pepino, los pimientos o jugos, especialmente de frutas cítricas, pueden ser los causantes de problemas. Si descubres alguna de estas sensibilidades, debes dejar de consumir este alimento.

En caso de tener gases, también debes evitar la col, la coliflor, las coles de Bruselas, las judías secas, las cebollas y las legumbres en general.

Los alimentos crudos estimulan el peristaltismo intestinal. Si tienes pinchazos en la barriga o contracturas, no debes consumir muchos alimentos crudos. Se recomienda hasta un 70% de alimentos cocidos y el resto, crudo. La compota de manzana y el arroz hervido con ajo y cebolla son excelentes. También las sopas de cebolla o de ajo, ya que tienen acción calmante de la zona digestiva. Ahora bien, han de ser sopas sin grasas, sin queso y sin aditivos.

Dolor por estrés. Ponte una bolsa de agua caliente en el abdomen. También puedes pedir que te hagan un masaje abdominal siguiendo la dirección de las agujas del reloj con un aceite o crema de masaje. El calor de la mano, unido a la suave presión, obra maravillas en los dolores, especialmente cuando son de tipo espástico.

Crea un ambiente calmado a la hora de comer. Quien come con problemas, luego lo que se le indigestan son los problemas, no la comida.

Para que baje el alimento, se ha de comer en posición vertical.

Suplementos. Los microbios del yogur y sus diferentes cepas son un excelente método para mejorar la flora intestinal y aliviar los problemas digestivos. Los lactobacilos son útiles incluso en los niños, aunque para que actúen de verdad, se habrá de cambiar algo la dieta, haciéndola más fermentativa, incluyendo frutas, verduras, legumbres y cereales, y menor cantidad de proteína. Lactobacilos acidófilos, bífidus, Casei activitas y otras cepas son útiles en la regularización de la flora, y ninguna ha demostrado superioridad sobre las demás.

Los comprimidos de carbón vegetal tienen una notable acción absorbente, por lo que neutralizan los gases y las toxinas del sistema digestivo y reducen considerablemente las flatulencias. Las podemos conseguir en cápsulas y tomar dos o tres al día fuera de las comidas.

EL SINDROME DEL COLON IRRITABLE

Merece un apartado especial en el dolor de barriga el llamado “síndrome del colon irritable”, no sólo porque es una patología bastante crónica, sino por el aumento de casos –o de diagnósticos– que se está produciendo en la actualidad. En el colon irritable se mezcla un componente físico, de tipo alérgico, con uno psíquico de ansiedad o irritabilidad, lo que hace que muchos médicos la cataloguen como una enfermedad funcional. Como no se descubre nada que pueda ser la causa del problema, se suele achacar simplemente a los nervios. Los síntomas que presenta son fuertes dolores de barriga, que se alivian al ir al lavabo; meteorismo, diarrea –con frecuencia alternada con estreñimiento–, fatiga, heces con mucosidad y malestar general, sobre todo en las primeras horas del día.

Al colon irritable se le suelen asociar enfermedades como depresión, ansiedad, fibromialgia, fatiga crónica… Como se trata de un proceso con una base posiblemente alérgica, lo primero que se ha de hacer es respetar unas exclusiones dietéticas que incluyen alimentos como el trigo, los lácteos, el chocolate, el té, el café o la cafeína, la bollería, los alimentos refinados o muy procesados, frutas secas o confitadas –por su posible contenido en sulfitos–, azúcar blanco, fritos, bebidas gaseosas o sopas de sobre. Además, hay que tener cuidado en reducir los contaminantes en nuestros alimentos, especialmente conservantes, colorantes y aditivos alimentarios en general.

LOCALIZACIÓN DEL DOLOR

La mayoría de los dolores simples del abdomen están localizados en la parte central, alrededor del ombligo, y suelen estar relacionados con espasmos intestinales localizados, sin que afecten a órganos importantes. Los dolores situados fuera de esa zona pueden deberse a la afección de alguno de los órganos más importantes que ocupan el abdomen.

En la parte superior derecha tenemos el hígado y la vesícula; en la parte superior, por debajo de la espada del esternón, se localiza el estómago, punto donde suele doler la gastritis. En la superior izquierda está el bazo, que generalmente no se palpa ni molesta; mientras que en la parte baja, en las fosas iliacas, tenemos, a ambos lados, los ovarios, y en la parte central, la vejiga urinaria.

La característica del dolor es otro factor a tener en cuenta, pues un dolor abdominal provocado por una inflamación interna –apendicitis, diverticulitis, colecistitis, pancreatitis, etc.–, suele irse agravando conforme pasan los días. Además, empeora si aumentamos la presión intestinal, como sucede al sonarnos la nariz, al toser o con el hipo.

- La apendicitis provoca dolor en la parte baja del abdomen derecho, produciendo una diferencia de temperatura entre la axila y el recto de más de un grado, y con el signo de Blumberg positivo. Éste consiste en presionar el abdomen profundamente en la parte contraria y soltar de forma brusca la presión, estableciendo como una onda que circula por el abdomen. En la apendicitis, este signo es bastante doloroso.

- El dolor cólico nervioso es muy frecuente, especialmente en niños, adolescentes y en personas con ansiedad. En los niños puede ser debido a varias causas, entre las que citaremos:

- Alergia a la leche o intolerancia a la fórmula láctea en bebés.

- Espasmos de color.

- Sistema digestivo o nervioso inmaduros e hiperactivo.

- El estrés que se transmite a través de los miembros de la familia. Este tipo de dolor se calma bastante con manzanilla y anís, pero, sobre todo, con medidas de control de los ruidos.

- Síntomas gripales. Muchas enfermedades causadas por virus pueden afectar al abdomen y provocar dolor. Aunque la mayoría de veces relacionamos gripe con síntomas respiratorios –por afección de la mucosa respiratoria–, en muchos casos el problema se localiza en la mucosa digestiva. Suelen ser dolores de barriga acompañados de náusea que se alivian en pocas horas o días y que coincide con el transcurso de una época de prevalencia de gripe.

- Indigestión. A menudo, el dolor de barriga está relacionado con lo que hemos comido: café, chocolate, colas… Contienen cafeína y pueden provocar dolor de barriga en personas sensibles. Los alimentos flatulentos cursarán, además, con presencia de gases, o sea, con abundante ruido intestinal.

- Síntomas urinarios. El dolor abdominal acompañado de problemas urinarios, como urgencia excesiva en la micción o sensación de no haber vaciado la vejiga, o presencia de sangre en la orina, pueden relacionarse con una infección o un cólico renal, que deberían ser evaluados por un médico.

- Dolor ginecológico. Los dolores de la menstruación son muy habituales en muchas niñas y mujeres y, generalmente, son de tipo espástico, por contracturas internas. Antes de que venga la primera regla, es frecuente sufrir estos dolores, que no se identifican como tales al producirse antes de la menarquia.

- Un dolor muy intenso y repentino nos lleva a pensar en un espasmo o en un problema más grave, como un cólico, provocado por obstrucción del conducto biliar o renal, aunque también podría tratarse de una trombosis.

- En la gastritis, el dolor es epigástrico; o sea, está situado a las 12 horas en el reloj del abdomen, y suele ceder con el consumo de alimentos suaves, mientras que empeora con el alcohol, el café, las grasas y, especialmente, con el estrés. La evolución de la gastritis es hacia la úlcera gástrica o duodenal, un problema de mayor entidad que comporta hemorragia digestiva, la cual se manifiesta frecuentemente en forma de heces oscuras, con sangre digerida, que le dan un color de morcilla negra.

La gastritis y la úlcera duodenal son problemas muy relacionados, no sólo con la alimentación moderna, sino con la forma de vida. El estrés provoca aumento de secreción de ácidos gástricos y reducción de los factores de protección de la mucosa y, generalmente, es un problema repetitivo e insidioso que persiste al cabo de los años.

- En el cólico biliar el dolor se inicia en el cuadrante superior derecho y alterna momentos de dolor de gran intensidad con otros en que parece calmarse notablemente. Un cólico biliar nos indica que hay piedras en la vesícula, o bien puede tratarse de barro o arenilla. Se han relacionado los cólicos biliares con la obesidad y con el consumo de una dieta pobre en fibra, por lo que si queremos reducirlos, deberíamos cambiar nuestra alimentación y perder peso.

- El cólico renal o piedras en el riñón, es más difícil de confundir con un dolor abdominal típico, dado que se localiza, sobre todo, en la parte baja de la espalda, y la percusión en ese punto es bastante dolorosa. En estos casos, además de los calmantes, cabe esperar que los dolores se repitan en un plazo de 10 o 15 días, mientras la piedra viaja desde el riñón hasta la salida urinaria. El calor local suele aliviar algo el cólico, como los baños de asiento con agua caliente; sin embargo, a menudo el dolor es tan intenso que resulta bastante difícil pasarlo sin una buena dosis de analgésicos. Un gran número de personas que padecen cólicos renales no tienen la costumbre de beber mucha agua. Hay que recordar que éste es un factor primordial, no tanto para que se disuelvan las piedras como para que no se formen con tanta facilidad.

- La diverticulitis o presencia de divertículos intestinales suele dar molestias mucho más crónicas, que se sitúan, sobre todo, de ombligo para bajo, y más en la izquierda que en la derecha, ya que en esa zona hay más divertículos del colon. Cuando un divertículo se inflama, produce un dolor sordo e intenso que no suele calmarse con las medidas habituales. En general, se localiza más en la parte baja del abdomen, donde suelen encontrarse los divertículos. La presencia de éstos se asocia con el estreñimiento y con una dieta pobre en fibra. Es posible que dentro de los divertículos se acantone una cierta cantidad de heces duras, que difícilmente pueden salir. Al permanecer allí durante largo tiempo, producen el proceso inflamatorio que caracteriza esta patología.


GASES


Especialmente en la primera infancia y en personas nerviosas, los gases pueden tener un paso doloroso a través de un intestino algo contracturado. Es una de las causas más frecuentes del dolor o cólico del bebé, y no sólo se refiere a gases que no salieron por abajo, sino a los que se deberían haber expulsado con un eructo.

La disociación buco-rectal es una de las características de las enfermedades inflamatorias del abdomen y consiste en que la temperatura de la mucosa bucal o rectal habría de ser la misma, o casi. En las afecciones importantes del bajo abdomen, la temperatura rectal es más elevada –de 1 a 1,5 grados– que bucal. Poner el termómetro en la boca y, luego, dentro del ano, nos ayudará a evaluar mejor un dolor de barriga.








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PROBLEMAS DIGESTIVOS



Para saber si estamos ante un problema de estómago leve o grave y actuar en consecuencia, es muy importante localizar el punto exacto del dolor. Texto: Josep Lluís Berdonces

Hay pocos síntomas tan comunes como el dolor de barriga. Todos lo hemos padecido numerosas veces en la vida y, aunque en muchas ocasiones responde a causas pasajeras, frecuentemente alimentarias, no por ello dejamos de hacernos las preguntas: ¿será apendicitis?, ¿tendré un tumor? o ¿es sólo un empacho? En este artículo pretendemos proporcionar las claves para distinguir y tratar un dolor de barriga y, sobre todo, para saber cuándo deberíamos acudir al médico.

El sistema digestivo es el que ocupa la mayor parte del abdomen y, aunque a veces no sea la causa del dolor, la digestión suele verse afectada cuando padecemos dolor abdominal. Por eso es tan importante valorar los síntomas que afectan a la esfera digestiva.

Hemos de tener en cuenta que el sistema digestivo empieza en la boca y acaba en aquel orificio donde la espalda pierde su buen nombre. Por ello la calidad y frecuencia de la defecación es un elemento imprescindible para valorar correctamente un problema del aparato digestivo. Así pues, lo primero que se valorará en un dolor de barriga es el correcto funcionamiento del sistema digestivo –apetito, calidad de la digestión, hábitos de ir al lavabo…–, ya que cualquier problema que altere su función normal es, en principio, más preocupante que cuando ésta no se encuentra afectada.

Dice una máxima médica de la antigüedad que mientras en el cerebro ha de haber fresco, en la barriga tiene que haber calor; de ahí que tan sólo poner las manos suavemente encima de la barriga ya calme tantos dolores. Y mientras que en el cerebro ha de haber quietud, en la barriga debe haber movimiento (base del tránsito intestinal). Estas dos bases, calor intestinal y movimiento continuo, son necesarias para el buen funcionamiento del sistema digestivo.


VOMITOS, DIARREA Y ESTREÑIMIENTO

Podemos dividir el abdomen en tres partes: la superior, que corresponde al estómago e hígado; la zona alrededor del ombligo, donde tenemos básicamente intestinos, y la parte de las ingles, cuyo dolor se puede relacionar con los órganos más bajos, como ovarios, riñones, vejiga o apéndice. También podemos dividirlo en cuatro partes, trazando una línea horizontal y otra vertical partiendo del ombligo como centro.

La duración del dolor es importante, puesto que la mayoría de los dolores banales tienen una duración limitada, ocasionalmente no más allá de 24 horas. Por lo tanto, todo dolor digestivo que dure dos días o más tiempo debería ser evaluado por el médico.

Los vómitos no son síntoma de especial gravedad, sobre todo en los niños, y muchas veces se suelen presentar al principio de los problemas digestivos. Eso sí, un episodio de vómitos que dure más de 24 horas deberá ser mejor evaluado. Y lo mismo podemos decir del contenido de los vómitos: si se trata de alimentos, no pasa nada, pero si son amarillos, verdosos, negruzcos o con sangre, se deberá avisar al médico.

La presencia de diarrea puede ser en sí la causa única de dolor abdominal, por lo que, en este caso, la prudencia de esperar un poco también se impondrá. Una diarrea de más de tres días, por ejemplo, es preocupante y cualquier resto de sangre en las heces es argumento suficiente para ir al médico.

El estreñimiento también puede ser causa en sí de dolor abdominal y, muchas veces, responde a un tratamiento dietético adecuado. Un estreñimiento muy importante nos puede hacer sospechar de una obstrucción intestinal, y si un individuo no está habitualmente estreñido y le duele mucho el abdomen, nos hará sospechar de que se trata de un problema de mayor gravedad.

Al igual que el estreñimiento, la diarrea también es capaz de producir dolor de barriga. Muchas veces este dolor viene incluso antes de que aparezca el proceso diarreico, que puede empezar con náuseas y malestar digestivo inespecífico. La diarrea es un síntoma en general benigno del sistema digestivo, destinado esencialmente a limpiar la casa por dentro. El tratamiento de una diarrea será casi siempre de tipo dietético, y excepto en contadas diarreas infecciosas, parasitarias o de tipo sistémico –como en el caso del colon irritable–, no necesita el uso de ningún otro medicamento aparte de la dieta astringente.










lunes, 5 de julio de 2010

Soberanía Transgénica: ¿Un Riesgo Planetario?.


La historia de la genética se inaugura en el siglo XIX, con la formulación de las Leyes de Mendel. Científicos posteriores se aventuran en la búsqueda de los patrones básicos de la herencia genética, hasta que en 1953, el hallazgo de la estructura del ADN, por Watson y Crick, marca la transición a la era de la genética molecular… La revelación del código genético y la primera secuenciación del genoma humano, abonan un terreno, tan inexplorado como comprometido: el de la ingeniería genética...

El genoma humano completo es una estructura extraordinariamente compleja, en que cada gen, no se relaciona con el resto de genes, ni con otros organismos, en términos simples de causa-efecto, sino en base a sinergias, retroalimentaciones e interacciones tales que pueden hacer imprevisible e incontrolable, el funcionamiento de una cadena genéticamente modificada. En este sentido, el respeto al Principio de Precaución, debería ser una premisa incuestionable, para las empresas y los gobiernos que avalan y defienden, la liberación al medio ambiente de los productos transgénicos.
















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domingo, 25 de abril de 2010

CLAVES DE ADELGAZAMIENTO


Entrevista a la Dra. Josefina Vicario, endocrina de la Clínica Vicario.

Los españoles vivimos más años y mejor. De hecho, se espera que cuando las mujeres tengan una esperanza de vida de 87 años, los hombres la tengan de 80.

Sin embargo, ¿realmente estamos preparados para afrontar esa longevidad con calidad? Es decir, ¿envejecemos bien? ¿O verdaderamente castigamos demasiado a nuestro cuerpo y nuestra salud con el ritmo frenético del día a día?

Éstas y otras preguntas, las resolveremos esta noche gracias a la doctora Josefina Vicario, endocrina de la Clínica Vicario y experta en medicina antienvejecimiento, que esta noche nos dará algunas claves para que el paso de los años, nos siente bien no sólo físicamente sino también emocionalmente.




CLINICAS VICARIO

http://www.vicario.net/







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martes, 13 de abril de 2010

Fitoterapia para Controlar el Peso





Las plantas medicinales constituyen un buen complemento en cualquier programa de control de pérdida de peso. Las plantas ayudan, aunque la base para lograr el objetivo marcado debe pasar por un cambio de hábitos, una alimentación variada y baja en calorías, y efectuar ejercicio de forma regular.

La señora Maria José Alonso, farmacéutica comunitaria y experta en plantas medicinales, subraya la importancia de la acción de algunas plantas dentro del proceso

¿Por qué Engordamos?

Hoy en día los índices de obesidad están por encima de los de hace unos años atrás. A ello ha contribuido la vida sedentaria que parece ser la tónica habitual de la sociedad actual. Lo que ocurre es que tomamos más calorías de las que gastamos y por eso acumulamos grasa en nuestro cuerpo, lo que se traduce en un aumento de peso.

Cambio de Hábitos Alimenticios

La señora Alonso incide en la importancia de no dejarnos engañar por las monodietas, muy de moda a la hora de perder peso para nada recomendables desde el punto de vista médico. Estas dietas son muy desequilibradas y dejan al cuerpo carente de muchos de los nutrientes necesarios en su día a día. Lo que hay que hacer es comer cinco veces al día y no saltarnos ninguno de estos ágapes. Las comidas deben fraccionarse en tres principales y dos tentenpiés, siempre ingiriendo las cantidades de alimento necesarias. Además, los carbohidratos y calorías deberán concentrarse en la primera parte del día, y dejar que la cena sea ligera.

Reductores de Absorción

Los reductores de absorción son uno de los pilares que hay que tener en cuenta a la hora de perder peso y de cuidar la línea. Son plantas que aportan fibras que, cuando se toman con agua, son capaces de absorberla y formar una especie de gel que ayuda a reducir las cantidad de azúcares y grasas que los alimentos incorporan. También tienen una función saciante porque ese gel llena el estómago y hace que nos sintamos satisfechos antes de lo habitual. Por otra parte, los reductores de absorción, al retardar la absorción de los azúcares que ingerimos, consiguen que tardemos más rato en volver a tener hambre. La sensación de hambre se produce cuando nuestro organismo detecta falta de glucosa,por tanto, si retrasamos la absorción de los azúcares, el hambre tardará más en aparecer. Algunas de las plantas que presentan esta acción son el nopal y el glucomanano.

Activadores del Metabolismo

Los activadores del metabolismo estimulan el organismo de forma que lo engañan para que use las reservas de grasa para producir energía. Todas las funciones de nuestro cuerpo, respirar, la metabolización de los alimentos, el ejercicio físico, etc. nos hacen perder calorías. Cuando esto no es suficiente para perder peso debemos entender que no gastamos la suficiente energía que adquirimos. Plantas como el citrus o el té verde engañan al organismo y le dicen que necesitamos consumir más grasa, de manera que el cuerpo comienza a producir energía y destruye parte de la grasa que tenemos de reserva.








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lunes, 5 de abril de 2010

Paracelso

Paracelso


La salud -decía Paracelso- se funda sobre la Naturaleza, que es la medicina, y solamente en aquella deben buscarla los hombres. La Naturaleza es el maestro del médico, ya que ella es más antigua que él, y ella existe dentro y fuera del hombre. Bendito pues, aquel que lea los libros del Señor y camina por la senda que ÉL le ha trazado. Esos son los hombres fieles, sinceros, perfectos de su profesión; andan firmes bajo la plena luz del día de la ciencia y no por los abismos oscuros del error... Porque los misterios de Dios son infinitos; Él trabaja donde quiere, como quiere, cuando quiere. Por esto debemos investigar, llamar, interrogar. Y la pregunta nace: ¿Qué clase de hombre debe ser aquel que busca, llama, interroga? ¡Cuán verdadera deberá ser la sinceridad de tal hombre, cuán verdadera su fe, su pureza, su castidad, su misericordia!... Ningún médico puede decir que una enfermedad es incurable. Al decirlo, reniega de Dios, reniega de la Naturaleza, desprecia el gran Arcano de la creación. No existe ninguna enfermedad, por terrible que sea, para la cual no haya previsto Dios la cura correspondiente.

En cuanto al reconocimiento de la autoridad real a la institución médica facultativa expresa enérgicamente:

Aquel que puede curar las enfermedades es médico. Ni los emperadores, ni los papas, ni los colegios, ni las escuelas superiores pueden crear médicos. Pueden conferir privilegios y hacer que una persona que no sea médico aparezca como si lo fuera. Pueden darle permiso para matar, mas no pueden darle el poder de sanar, no pueden hacerle médico verdadero si no ha sido ya ordenado por Dios – y añade -: “El verdadero médico no se jacta de su habilidad, ni alaba sus medicinas, ni procura monopolizar el derecho de explotar al enfermo, pues que la obra ha de alabar al maestro, y no el maestro a la obra”.

Su pensamiento terapéutico estaba concretado en su PARAMIRUM:

Todas las enfermedades desde el origen del mundo proceden unas de otras. Es por esto por lo que parecen siempre extrañas y singulares y porque por su extrañeza y singularidad se han considerado, juzgando con prejuicio, como castigo celeste. Como consecuencia, los enfermos han caído en la superstición y no han querido comprender que toda enfermedad puede y debe ser curada por medios naturales. La fe ha sido mal utilizada. Este mal aspecto de la fe continuó hasta que apareció Esculapio, que ha reconocido el carácter natural y lo demoníaco de nuestros males. Los médicos ignorantes con este axioma ISTE MORBUS EST INCURABILIS. Así manifiestan su estupidez y mala fe, pues que Dios no ha enviado jamás una sola enfermedad de la que no haya creado al mismo tiempo remedio...

También dijo con profunda sagacidad que el médico no debe forzar a la Naturaleza, sino seguirla con todo respeto y cambiar de remedios según las fases de la enfermedad.

Innegablemente, Paracelso reprueba en sus obras las prácticas supersticiosas, en especial el arte de hacer oro y la Astrología. No admite las influencias siderales, rechaza enérgicamente la explicación de los fenómenos naturales por la intervención de fuerzas ocultas y espíritus, lo que no obsta para que siga la llamada doctrina de las signaturas, que establece la influencias de las constelaciones sobre el organismo humano. A pesar de todo, sus coétaneos le declaran partidario de la magia, llegándose a decir de él que la empuñadura de su espada llevaba encerrado un demonio protector suyo.

Sus principales obras han ayudado notablemente al avance de la Medicina por lo que fueron admitidas en muchas academias francesas y alemanas.

Con la metáfora de los “médicos interiores”, Paracelso recurre a la antigua idea de los poderes sanadores intrínsecos de la naturaleza, conectada con VIX MEDICATRIX de Hipócrates. El médico externos debe cuidar este aspecto. En su “LABYRINTHUS MEDICORUM ERRANTIUM” (Laberinto de los médicos errantes) escribió:

“Por ello debéis saber que, ante todo, el médico debe conocer qué camino quiere seguir la naturaleza. Pues ella es el primer médico, y el ser humano el segundo. Allí donde actúa la Naturaleza, el médico debe contribuir a que ella actúe como pretende. La Naturaleza es mejor médico que el hombre... El hombre ha nacido para tropezar. Sin embargo, a la luz de la Naturaleza dispone de dos ayudas para levantarse: el médico “interior” con su medicina interna, que nacen con él y le son dadas... Pero el médico externo sólo empieza a actuar cuando el otro sucumbe agotado, traspasando su oficio a aquél.”

A la virtud curativa de las cosas naturales, Paracelso lo llama también “virtud”, existiendo para cada enfermedad específica, “por voluntad divina” un remedio específico y tantos arcanos como dolencias.

Claro que tampoco estaban exentas de la ingenuidad médica de la época, algunas de las teorías que abrazó. Entre ellas las de la SIGNATURA, que aseguraba que los poderes curativos de las plantas se podían deducir de su aspecto externo. Así, por ejemplo, es posible deducir que las piñas o granadas constituyen un buen remedio contra el dolor de muelas por su gran semejanza con la dentadura. Y en general, la forma de las plantas, de las raíces o de las hojas se corresponde con la de un órgano humano que son capaces de curar. Así, con las nueces, esta Medicina de las similitudes encontró un remedio contra las afecciones de la cabeza. “La cáscara verde de aquellas representa el cuero cabelludo; la otra cáscara dura y leñosa corresponde a los huesos del cráneo; la película amarillenta que recubre la almendra equivale a la meninges; y la propia almendra, a los hemisferios cerebrales. También era de suponer que la orquídea actuara sobre los testículos dada la semejanza con ellos de sus bulbos, o que sanara el pulmón la planta que en las umbrías crecía sobre los robles y otros árboles silvestres, llamada pulmonaria”.

Aunque bien visto Paracelso no andaba tan lejos de la medicina científica actual que, si por un lado desprestigia la tisana inocente de plantas que semejan órganos, (siguiendo el aberrante proceso mental), aconseja que se coma los propios órganos o que se beba los propios jugos de los mismos, en una orgía que nosotros contemplamos con ojos expantados.

La signatura de los tiempos de Paracelso buscaba una planta que se pareciera al Pulmón para curar el pulmón. La medicina del presente no busca parecido entre las plantas. Sencillamante, “se come el pulmón”.

En esta linea, se comenzó por ejemplo a ordenar a los pacientes que acudieran a los mataderos de caballos de París, en búsqueda de sangre aún caliente para tomarla con la esperanza de mejorar la propia en casos de anemia o tuberculosis, por el mismo motivo que hoy en día se come carne en dosis brutales para recubrir de carne los huesos. Ya existían antecedentes muy anteriores en el tiempo:

En la Pharmacopea Matritensis de 1762 se consigna que la tintura de CRANEO HUMANO SUCCIONADA, que se mandaba preparar con cráneo humano no enterrado, se empleaba contra la epilepsia, una dolencia que se consideró “cerebral” desde los tiempos de los griegos. Por idéntica razón y ya en la actualidad la medicina facultada practica la OPOTERAPIA, que es el tratamiento de las enfermedades por administración de jugos o extractos de órganos animales. (Los inconvenientes de las administración de órganos frescos se ha resuelto mediante la administración de órganos desecados o pulverizados que también puede prepararse en soluciones inyectables).

Cierto que se nos dice que la HORMONATERAPIA ha sido sustituido por la opoterapia pero ambas no son más que formas disfrazadas de la signatura en la que creía Paracelso.

Pero lo asombroso de su genio es que si leemos una parte una parte de su obra, creeríamos que estamos siguiendo un texto homeopático de pleno vigor actual.

Así cuando dice:

“Lo que produce ictericia, también cura la ictericia” está sirviendo de precursor a Hahnemann y a la doctrina de la Homeopatía, que tendría que venir casi cuatro siglos más tarde, haciendo hincapié en un principio de semejanza entre sustancias sanadoras y la patología que había que curar. La antelación de Paracelso llegó al extremo de preparar diluciones infinitesimales como siglos más tarde haría Hahnemann.

Conocido es por la historia médica una cantidad infinitesimal de sustancia que recibía de Paracelso el nombre de “karena” y correspondía a la veintricuatroaba parte de una gota.

Quiere decirse que el genial Paracelso fue el fundador de un método terapéutico basado en el principio de similitud, que entra en el complejo campo de la medicina heterodoxa. “La enfermedad está producida por similares, y a través de los símiles que han producido la enfermedad, el paciente pasa del estado de enfermo al de individuo sano. La fiebre cesa por obra de lo que la ha causado, y nace por obra de lo que la hace cesar”.

Cuando un enfermo desahuciado acudía a Paracelso éste le curaba poniendo en práctica esta disciplina. Y, sin embargo, esta es la peor ofensa para los malos médicos que no deseaban la curación de sus pacientes, sino el descrédito de la terapia. Y es así como también este “médico maldito” ha de abandonar Estrasburgo para ir a Basilea.

La teoría de SIMILIA SIMILIBUS CURANTUR continuó en auge en la antigüedad clásica, en el medievo y en el renacimiento, cayendo prácticamente en desuso cuando se pusieron en boga las bases de la medicina y de la farmacología moderna.

Actualmente la disciplina paracelsiana recreada por Samuel Hahnemann vuelve a gozar de gran apreciación, con ella, por extensión de la medicina antroposófica.


PSIQUE Y SOMA (ALMAS Y CUERPOS) pág 92-95 / Autor: CARLOS LESTON