jueves, 7 de octubre de 2010

Con mente y espíritu siempre jóvenes

MENTE ACTIVA

Las personas mentalmente activas conservan mejor sus facultades a lo largo de los años que aquellas que han tenido una actividad intelectual menor. La curiosidad por varios temas no sólo disipa el estrés –que suele ser fruto de la obsesión–, sino que mantiene entrenado el cerebro. Arreglar un desperfecto en la casa o poner una estantería sin duda estimulan el cerebro tan intensamente como un cálculo matemático complicado.

Cada persona tiene un tipo de inteligencia y debe dirigirla hacia lo que más le interesa. Las habilidades mentales pueden cultivarse a cualquier edad. La madurez es un buen momento. El tópico de que con los años se pierde capacidad intelectual porque las neuronas se van muriendo es falso. Al contrario, aumentan las conexiones entre neuronas, lo que significa un incremento de las habilidades intelectuales. Éstas permiten pensar con más claridad y actuar eficazmente, como prueban las personalidades que han alcanzado sus mayores éxitos durante la edad madura. Sin embargo, el número y la calidad de las conexiones dependen de si hemos ejercitado el cerebro o no, por eso conviene diversificar intereses.

Plantearse objetivos a medio y largo plazo es necesario para gozar de una personalidad equilibrada y organizar la vida cotidiana. Los proyectos pueden ser personales o compartidos. Pensar en el futuro, en lugar de en el pasado, es otra de las características de las personas que se mantienen en buen estado de salud durante muchos años.

ACTIVIDAD SOCIAL

Según un estudio realizado por gerontólogos de la Universidad de Harvard, desarrollar actividades sociales es por lo menos tan importante como el ejercicio físico o la alimentación. La conclusión del estudio es que los médicos deberían empezar a incluir el aspecto social, además del ejercicio y la dieta, en los planes de salud preventiva.

La conversación, el hablar y escuchar a los demás es quizá la manera más natural de poner en funcionamiento las neuronas. Hablar por hablar está bien, pero aún es mejor discutir en grupo la mejor manera de resolver un problema o realizar un plan. La participación en actividades con un fin social, ya sea organizar una campaña de solidaridad o montar una fiesta vecinal, propicia la ocasión de aplicar la inteligencia constructivamente y fomenta el contacto con gente activa de todas las edades.

La generosidad, el hacer algo por y con los demás, genera autoestima y sensación de integración en la comunidad. Se ha demostrado que los contactos sociales reducen los efectos perjudiciales del estrés a través de un refuerzo de la respuesta inmunitaria. Además, la actividad social facilita el establecimiento de relaciones amplias donde la ayuda mutua y recíproca, relacionado con un mayor índice de supervivencia en la edad madura, es posible.

APOYO EMOCIONAL

El bienestar emocional se complementa con el físico y el mental. Las relaciones emocionales positivas, con la pareja, la familia, los amigos, son fuente de salud. Esto es algo que todos podemos comprender intuitivamente, no obstante existen estudios científicos que lo corroboran. Para las personas que mantienen profundas relaciones de apoyo, el riesgo de muerte prematura es un 75 por ciento menor que el de las personas solitarias. Asimismo, las mujeres que cultivan amistades duraderas son menos propensas a contraer cáncer y, si se llegan a ver afectadas, tienen más probabilidades de sobrevivir. Los síntomas de menopausia y los dolores menstruales son agudos en las mujeres con poco apoyo emocional, mientras que pasan desapercibidos en las mujeres con amistades.

La idea de que amistad y amor afecta de manera importante a la calidad de la propia vida en el futuro quizá ayude a que prestemos más atención a estos sentimientos en el momento actual.












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