Para saber si estamos ante un problema de estómago leve o grave y actuar en consecuencia, es muy importante localizar el punto exacto del dolor. Texto: Josep Lluís Berdonces
Hay pocos síntomas tan comunes como el dolor de barriga. Todos lo hemos padecido numerosas veces en la vida y, aunque en muchas ocasiones responde a causas pasajeras, frecuentemente alimentarias, no por ello dejamos de hacernos las preguntas: ¿será apendicitis?, ¿tendré un tumor? o ¿es sólo un empacho? En este artículo pretendemos proporcionar las claves para distinguir y tratar un dolor de barriga y, sobre todo, para saber cuándo deberíamos acudir al médico.
El sistema digestivo es el que ocupa la mayor parte del abdomen y, aunque a veces no sea la causa del dolor, la digestión suele verse afectada cuando padecemos dolor abdominal. Por eso es tan importante valorar los síntomas que afectan a la esfera digestiva.
Hemos de tener en cuenta que el sistema digestivo empieza en la boca y acaba en aquel orificio donde la espalda pierde su buen nombre. Por ello la calidad y frecuencia de la defecación es un elemento imprescindible para valorar correctamente un problema del aparato digestivo. Así pues, lo primero que se valorará en un dolor de barriga es el correcto funcionamiento del sistema digestivo –apetito, calidad de la digestión, hábitos de ir al lavabo…–, ya que cualquier problema que altere su función normal es, en principio, más preocupante que cuando ésta no se encuentra afectada.
Dice una máxima médica de la antigüedad que mientras en el cerebro ha de haber fresco, en la barriga tiene que haber calor; de ahí que tan sólo poner las manos suavemente encima de la barriga ya calme tantos dolores. Y mientras que en el cerebro ha de haber quietud, en la barriga debe haber movimiento (base del tránsito intestinal). Estas dos bases, calor intestinal y movimiento continuo, son necesarias para el buen funcionamiento del sistema digestivo.
VOMITOS, DIARREA Y ESTREÑIMIENTO
Podemos dividir el abdomen en tres partes: la superior, que corresponde al estómago e hígado; la zona alrededor del ombligo, donde tenemos básicamente intestinos, y la parte de las ingles, cuyo dolor se puede relacionar con los órganos más bajos, como ovarios, riñones, vejiga o apéndice. También podemos dividirlo en cuatro partes, trazando una línea horizontal y otra vertical partiendo del ombligo como centro.
La duración del dolor es importante, puesto que la mayoría de los dolores banales tienen una duración limitada, ocasionalmente no más allá de 24 horas. Por lo tanto, todo dolor digestivo que dure dos días o más tiempo debería ser evaluado por el médico.
Los vómitos no son síntoma de especial gravedad, sobre todo en los niños, y muchas veces se suelen presentar al principio de los problemas digestivos. Eso sí, un episodio de vómitos que dure más de 24 horas deberá ser mejor evaluado. Y lo mismo podemos decir del contenido de los vómitos: si se trata de alimentos, no pasa nada, pero si son amarillos, verdosos, negruzcos o con sangre, se deberá avisar al médico.
La presencia de diarrea puede ser en sí la causa única de dolor abdominal, por lo que, en este caso, la prudencia de esperar un poco también se impondrá. Una diarrea de más de tres días, por ejemplo, es preocupante y cualquier resto de sangre en las heces es argumento suficiente para ir al médico.
El estreñimiento también puede ser causa en sí de dolor abdominal y, muchas veces, responde a un tratamiento dietético adecuado. Un estreñimiento muy importante nos puede hacer sospechar de una obstrucción intestinal, y si un individuo no está habitualmente estreñido y le duele mucho el abdomen, nos hará sospechar de que se trata de un problema de mayor gravedad.
Al igual que el estreñimiento, la diarrea también es capaz de producir dolor de barriga. Muchas veces este dolor viene incluso antes de que aparezca el proceso diarreico, que puede empezar con náuseas y malestar digestivo inespecífico. La diarrea es un síntoma en general benigno del sistema digestivo, destinado esencialmente a limpiar la casa por dentro. El tratamiento de una diarrea será casi siempre de tipo dietético, y excepto en contadas diarreas infecciosas, parasitarias o de tipo sistémico –como en el caso del colon irritable–, no necesita el uso de ningún otro medicamento aparte de la dieta astringente.
FUENTE: La Revista Integral
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