sábado, 7 de agosto de 2010

LOCALIZACIÓN DEL DOLOR

La mayoría de los dolores simples del abdomen están localizados en la parte central, alrededor del ombligo, y suelen estar relacionados con espasmos intestinales localizados, sin que afecten a órganos importantes. Los dolores situados fuera de esa zona pueden deberse a la afección de alguno de los órganos más importantes que ocupan el abdomen.

En la parte superior derecha tenemos el hígado y la vesícula; en la parte superior, por debajo de la espada del esternón, se localiza el estómago, punto donde suele doler la gastritis. En la superior izquierda está el bazo, que generalmente no se palpa ni molesta; mientras que en la parte baja, en las fosas iliacas, tenemos, a ambos lados, los ovarios, y en la parte central, la vejiga urinaria.

La característica del dolor es otro factor a tener en cuenta, pues un dolor abdominal provocado por una inflamación interna –apendicitis, diverticulitis, colecistitis, pancreatitis, etc.–, suele irse agravando conforme pasan los días. Además, empeora si aumentamos la presión intestinal, como sucede al sonarnos la nariz, al toser o con el hipo.

- La apendicitis provoca dolor en la parte baja del abdomen derecho, produciendo una diferencia de temperatura entre la axila y el recto de más de un grado, y con el signo de Blumberg positivo. Éste consiste en presionar el abdomen profundamente en la parte contraria y soltar de forma brusca la presión, estableciendo como una onda que circula por el abdomen. En la apendicitis, este signo es bastante doloroso.

- El dolor cólico nervioso es muy frecuente, especialmente en niños, adolescentes y en personas con ansiedad. En los niños puede ser debido a varias causas, entre las que citaremos:

- Alergia a la leche o intolerancia a la fórmula láctea en bebés.

- Espasmos de color.

- Sistema digestivo o nervioso inmaduros e hiperactivo.

- El estrés que se transmite a través de los miembros de la familia. Este tipo de dolor se calma bastante con manzanilla y anís, pero, sobre todo, con medidas de control de los ruidos.

- Síntomas gripales. Muchas enfermedades causadas por virus pueden afectar al abdomen y provocar dolor. Aunque la mayoría de veces relacionamos gripe con síntomas respiratorios –por afección de la mucosa respiratoria–, en muchos casos el problema se localiza en la mucosa digestiva. Suelen ser dolores de barriga acompañados de náusea que se alivian en pocas horas o días y que coincide con el transcurso de una época de prevalencia de gripe.

- Indigestión. A menudo, el dolor de barriga está relacionado con lo que hemos comido: café, chocolate, colas… Contienen cafeína y pueden provocar dolor de barriga en personas sensibles. Los alimentos flatulentos cursarán, además, con presencia de gases, o sea, con abundante ruido intestinal.

- Síntomas urinarios. El dolor abdominal acompañado de problemas urinarios, como urgencia excesiva en la micción o sensación de no haber vaciado la vejiga, o presencia de sangre en la orina, pueden relacionarse con una infección o un cólico renal, que deberían ser evaluados por un médico.

- Dolor ginecológico. Los dolores de la menstruación son muy habituales en muchas niñas y mujeres y, generalmente, son de tipo espástico, por contracturas internas. Antes de que venga la primera regla, es frecuente sufrir estos dolores, que no se identifican como tales al producirse antes de la menarquia.

- Un dolor muy intenso y repentino nos lleva a pensar en un espasmo o en un problema más grave, como un cólico, provocado por obstrucción del conducto biliar o renal, aunque también podría tratarse de una trombosis.

- En la gastritis, el dolor es epigástrico; o sea, está situado a las 12 horas en el reloj del abdomen, y suele ceder con el consumo de alimentos suaves, mientras que empeora con el alcohol, el café, las grasas y, especialmente, con el estrés. La evolución de la gastritis es hacia la úlcera gástrica o duodenal, un problema de mayor entidad que comporta hemorragia digestiva, la cual se manifiesta frecuentemente en forma de heces oscuras, con sangre digerida, que le dan un color de morcilla negra.

La gastritis y la úlcera duodenal son problemas muy relacionados, no sólo con la alimentación moderna, sino con la forma de vida. El estrés provoca aumento de secreción de ácidos gástricos y reducción de los factores de protección de la mucosa y, generalmente, es un problema repetitivo e insidioso que persiste al cabo de los años.

- En el cólico biliar el dolor se inicia en el cuadrante superior derecho y alterna momentos de dolor de gran intensidad con otros en que parece calmarse notablemente. Un cólico biliar nos indica que hay piedras en la vesícula, o bien puede tratarse de barro o arenilla. Se han relacionado los cólicos biliares con la obesidad y con el consumo de una dieta pobre en fibra, por lo que si queremos reducirlos, deberíamos cambiar nuestra alimentación y perder peso.

- El cólico renal o piedras en el riñón, es más difícil de confundir con un dolor abdominal típico, dado que se localiza, sobre todo, en la parte baja de la espalda, y la percusión en ese punto es bastante dolorosa. En estos casos, además de los calmantes, cabe esperar que los dolores se repitan en un plazo de 10 o 15 días, mientras la piedra viaja desde el riñón hasta la salida urinaria. El calor local suele aliviar algo el cólico, como los baños de asiento con agua caliente; sin embargo, a menudo el dolor es tan intenso que resulta bastante difícil pasarlo sin una buena dosis de analgésicos. Un gran número de personas que padecen cólicos renales no tienen la costumbre de beber mucha agua. Hay que recordar que éste es un factor primordial, no tanto para que se disuelvan las piedras como para que no se formen con tanta facilidad.

- La diverticulitis o presencia de divertículos intestinales suele dar molestias mucho más crónicas, que se sitúan, sobre todo, de ombligo para bajo, y más en la izquierda que en la derecha, ya que en esa zona hay más divertículos del colon. Cuando un divertículo se inflama, produce un dolor sordo e intenso que no suele calmarse con las medidas habituales. En general, se localiza más en la parte baja del abdomen, donde suelen encontrarse los divertículos. La presencia de éstos se asocia con el estreñimiento y con una dieta pobre en fibra. Es posible que dentro de los divertículos se acantone una cierta cantidad de heces duras, que difícilmente pueden salir. Al permanecer allí durante largo tiempo, producen el proceso inflamatorio que caracteriza esta patología.


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