La manzanilla es, sin lugar a dudas, la primera planta que debemos elegir para el dolor abdominal, a partir de los 40-60 días de vida. En los lactantes se preparará la infusión diluida, administrándola a cucharaditas, mientras que en las personas mayores se pondrán una o dos bolsitas, o bien, de una a dos cucharaditas de la planta por taza de agua y se tomarán dos o tres veces al día. Tiene un notable efecto relajante y alivia las flatulencias.
El hinojo, el anís o la alcaravea son plantas carminativas y están más indicadas cuando el problema principal son los gases. Se toman solas o en combinación con otras plantas digestivas y hepáticas, como la manzanilla o el boldo. Las plantas carminativas, de muy agradable sabor, estimulan, además, la producción de leche, por lo que estarán indicadas en los cólicos del bebé y de la madre.
La menta o el poleo menta son, en cambio, estimulantes digestivos; es decir, aumentan la secreción gástrica y facilitan las indigestiones debidas a déficit de funcionamiento del sistema digestivo. En aquellos casos en que no parecemos digerir o se nos repite la comida constantemente, pueden estar indicadas las plantas de la familia de la menta.
El palo de regaliz es un remedio singular y de muy agradable sabor para la gastritis y la acidez. Por su acción similar a la hormona aldosterona, no se recomienda su uso en la infancia o en grandes cantidades ni durante largos periodos de tiempo, ya que podría subir la tensión arterial y provocar retenciones de líquidos. Si padeces alguno de estos problemas, consulta con un profesional acerca de la idoneidad de la regaliz.
Todas las plantas aromáticas utilizadas en cocina participan de una acción digestiva: el romero, para el hígado; el tomillo, la mejorana y la ajedrea, para los empachos; la albahaca y el estragón, como plantas sedantes digestivas.
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